sábado, 15 de julio de 2023

Un esquimal dentro de su iglú



Un esquimal dentro de su iglú no piensa.

Para hacerlo, la tradición dice debe salir al exterior.

Y luego debe caminar, lentamente, hasta que sus pensamientos se los lleve el frío.


A veces, fuera del iglú, imagino que un esquimal se encuentra con otro.

De ocurrir así, ambos debiesen levantar el rostro y saludarse.

Puede que alguna vez se sorprendan y entonces exclamen:

“¡También tú…!”

Pero también es cierto que bien pueden pasar cerca del otro, absortos, sin reconocerse en lo absoluto.


No es cierto que somos únicos, podría por ejemplo pensar un esquimal.

Solo fuera de su iglú, por cierto, podría pensarlo.

Lamentablemente, aunque cierta, esa frase por sí sola no contiene un gran significado.

Así y todo, tras pensar aquello, el esquimal puede volver conforme al interior de su iglú.


Cuando hay tormenta, un esquimal puede llegar a pasar varios días en su iglú.

Semanas, incluso.

Lo realmente indispensable está dentro, después de todo.

Y es que se dice que el sueño, ahí dentro, reemplaza al pensamiento.


Por lo general, el esquimal se sueña fuera del iglú.

De hecho, acostumbra a soñarse fuera de sí mismo.

Entre hombres, por un sendero, sintiendo aquello como un todo.

Sin bordes, digamos.

Finalmente, antes de despertar (o en mitad de aquello), suele regresar sin problemas.

Al sitio que le corresponde.

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