jueves, 6 de julio de 2023

Flores que no florecen.


I.

¿Hay flores que no florecen?

Mi lógica me invita a pensar que no.

Que si es flor ya floreció, digamos.

Plantas que no florecen sí, pero flores que no florecen no, me digo.

Me lo digo a mí, en principio, pero también se lo digo a usted.

Pero no, usted no me entiende.


II.

Pasa el tiempo.

Siempre pasa el tiempo, no sé para qué lo escribo.

Entre tanto, busco otra forma para decírselo.

Me gasto la vida así, a fin de cuentas, buscando formas.

Palabras u otros objetos con filo.

Firmes y con filo.

Cosas que penetran el corazón, diría alguien.

No yo, por cierto.

Yo nunca he hablado de esa forma.


III.

Un martillo y un clavo.

Poco más se necesita.

Fuerza, por supuesto, pero poco más.

Un martillo como si fuese una pala.

Un martillo para escarbar.

Para cavar en la tierra porque al corazón no llego.

Con mis palabras no llego.

Por eso lo digo así:

En la tierra enterré flores que no florecen.


IV.

Las manos están sucias, pero se lavan.

Y el agua no penetra, en las manos.

Tal vez quiera entrar, me digo, pero no lo logra.

De esa misma forma, por cierto, funcionan mis palabras.

¿Hay flores que no florecen?, pregunto entonces.

Por supuesto que hay, me contestan.

La tristeza está manchada.

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