domingo, 2 de julio de 2023

Platos.


No sequen los platos.

Lávenlos sí, pero no los sequen.

Por una última vez, lávenlos.

Principalmente con agua, nada más.

Dejen que estilen, si tienen donde.

Si no, no se preocupen.

Obsérvenlos un rato y luego sean honestos una vez.

¿No quieren quebrar alguno?

Porque si es así, les aconsejo desde ya que no se repriman.

Elijan el lugar.

Despéjenlo incluso si no quieren hacer más daño.

Créanme: son libres de quebrar los platos.

No hay ley alguna que lo prohíba.

Pueden arrojarlos, por supuesto, pero no siempre es necesaria esa vehemencia.

Si lo prefieren pueden quebrarlos quedamente.

Meter alguno a una bolsa de tela y luego darle un golpe.

No es necesario un gran golpe, solo un golpe.

O varios pequeños, ya que estamos explicando.

Usted elija.

Incluso, si la bolsa de tela es lo suficientemente gruesa, puede usted partir el plato con sus propias manos.

Con la tela de por medio, por supuesto, para que no se corte.

Usted decide, como le decía, pero desde ya le recomiendo no dejar plato alguno.

Tómese su tiempo, claro.

Obsérvelos.

La mayoría deja dos o hasta uno, hasta que se deciden.

Y claro… finalmente llega el problema de botarlos.

Es incómodo y un poquito peligroso, pero es algo que debe hacerse.

Puede envolverlos en papel y luego meterlos en bolsas.

O en una caja y sellarla.

Puede incluso poner una advertencia escrita en la caja, aunque es difícil que la lean.

“Cuidado, platos rotos”, puede escribir.

Otra opción (para no complicar a nadie), es enterrarlas en su patio.

Si tiene patio, por supuesto.

Igual que a un cadáver, puede enterrar esos restos.

Cómo sea, luego de botarlos, la tarea ha concluido.

Respire hondo.

Mantenga el aire dentro unos segundos.

Ahora exhale.

Y despídase definitivamente de los platos con esa exhalación.

Puede salir ahora a dar un paseo, si quiere.

O mucho más que un paseo.

Recuerde que es libre de hacerlo.

Está prohibido, eso sí, volver a pensar en los platos.

No es ley, pero yo se lo prohíbo.

Finalmente, cierre la puerta de casa, por fuera.

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