jueves, 15 de septiembre de 2022

(Yo) Pessoa.


Una vez, hace años, en uno de los baños de mi universidad, apareció escrita en las paredes, una y otra vez, la palabra Pessoa.

Como yo llegaba temprano creo que fui uno de los primeros en descubrir aquellos escritos.

La letra era irregular, pero tenían el mismo trazo, y hasta un tamaño similar.

Por lo mismo, parecían haber sido escritos por el mismo individuo.

Calculé que para poder hacerlo debía haber ocupado fácilmente entre tres y cuatro horas.

No menos, estimé.

Cuando les conté a algunos amigos y fueron a verlo, ellos pensaron que había sido yo.

Uno de ellos hasta recordaba que yo había publicado algo sobre El libro del desasosiego, y le pareció una prueba irrefutable.

Luego no le dimos más importancia a aquel asunto y las cosas quedaron así.

Incluso el baño quedo con esos rayados, hasta el final de aquel año.

Extrañamente, el rumor de que había sido yo el culpable, se esparció por el lugar.

Nada importante, de todas formas, pues nadie iba a reprenderme ni tomar acciones al respecto.

Simplemente ocurrió que de un momento para otro comenzaron a llamarme Pessoa.

O Caeiro, o Reis o incluso Álvaro de Campos.

Resultaba extraño, pues muchos de los que me llamaban así simplemente repetían lo oído, y pensaban en el fondo que estaban diciendo mi verdadero nombre.

-¿Y cuál es entonces tu verdadero nombre? -me preguntó entonces una chica a quien le expliqué lo sucedido.

-Ya no importa -le dije-. Ni siquiera yo me acuerdo.

Me quedaba una semana para salir totalmente del lugar, cuando se lo dije.

Ella sonrió, y no volvimos a vernos.

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