miércoles, 14 de septiembre de 2022

Sobre el romance de Alejandro.


I.

Hizo su tesis sobre el romance de Alejandro.

Seiscientas veinte páginas su tesis.

Le dijeron que era magnífica, pero durante el examen de grado comprendió que no la habían leído.

Nadie la leyó nunca, de hecho.

Quedó ahí, catalogada en la biblioteca y archivos de la universidad, sin que nadie solicitase nunca una copia física ni el archivo digital, sobre ella.

Él mismo la fue olvidando.

Hoy se acordó y quiso hablar de ella.

Yo escuché.


II.

No sabía mucho sobre el romance de Alejandro.

Aunque claro, tampoco sé mucho más ahora, pero al menos recordé unas cosas.

No sé por qué, pero de cierta forma eso me tranquilizó.

Y es que recordar no es malo, después de todo.

No digo tampoco que sea bueno ni que sea tampoco la solución de algo.

Digo más bien que recordar es como agitar un poco las aguas de un lago.

Hacer un pequeño oleaje.

Armonizar ciertas cosas, tal vez.


III.

Entre otras cosas, tras hablarme de su tesis, me dijo que tenía un plan.

Quería sacar las copias disonibles y alterar su contenido, sin que nadie lo supiera.

Me explicó entonces las fases de su plan.

Y hasta me pidió ayuda.

Todo muy claro, por supuesto, pero no explicó el porqué.

Cuando se lo pregunté me miró con extrañeza, diciendo que creía que yo había comprendido.

¿Comprendido qué?, le pregunté.

Pareció entonces molestarse (o entristecerse), mientras me observaba.

Tampoco comprendí por que le ocurría esto.

Luego, simplemente, me dijo que olvidara.

Y que dejásemos hasta ahí, todo aquel asunto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales