jueves, 8 de septiembre de 2022

Berenice.


Creo que la primera obra filmada por Rohmer fue una versión de Berenice, de Edgar Allan Poe.

Cuando la vi, hace años, ni siquiera sabía que había sido filmada por Rohmer.

Lo que sí sé es que me perturbó y asombró bastante.

Recordaba haber leído Berenice, con anterioridad, pero la intensidad entre la obra de Poe y el filme que había visto era, ante todo, de una naturaleza distinta.

Y es que en la obra de Rohmer -creo que Jacques Rivette participa también de la filmación-, existe un ámbito moral que se hace presente, creando una especie de vínculo entre los dos personajes principales que en el texto de Paul me habían parecido más distantes, más contrarios y oscuramente “ensamblables”.

Así, podría decirse que la Berenice de Rohmer presentaba seres morales, como protagonistas, y que el deterioro de Berenice estaba dado también en esta misma dirección y en este mismo ámbito, dirigiéndose de esta forma hacia una abstracción de ella misma muy distinta a la que se apreciaba en la obra escrita. Más simple de cierta forma. Y probablemente más ingenua.

De eso, por cierto, con el tiempo, solo quedaron imágenes.

O sensaciones morales que son también, de cierta forma, una serie de imágenes.

Los dientes.

Lo que sigue vivo.

La extraña anomalía de la existencia del protagonista que es consciente incluso del verdadero origen de sus sentimientos.

Cada diente, entonces.

Berenice.

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