miércoles, 15 de junio de 2022

Todos somos Peter Parker.


Soñábamos todos, por supuesto, pero no ocurrió así. No hubo capas ni superpoderes ni nada parecido. Todos éramos lo que éramos, simplemente. Nada más. Y nuestras aventuras eran más o menos las mismas sin muchas variaciones. Nos costó aceptarlo, por supuesto. Siempre cuesta. Entrenamos en vano. Nuestra pequeña fuerza se disolvió en el desengaño. Caímos desde altura, no encontramos contrincantes… ni siquiera logramos proteger a alguien. Los que resultamos heridos demoramos en sanar, si es que sanamos. Nada de orígenes secretos. Nada de arañas radioactivas ni anillos de poder ni mucho menos rayos gama. Éramos lo que éramos, sin más. Y un siquiera eso comprendimos. Crecimos así, sin saberlo. Sin poderes e irresponsables. Apenas fuimos Peter Parker. Posamos la vista en todo aquello que no éramos y descuidamos el resto. O decidimos no verlo. Tampoco intentamos comprenderlo hasta que ya fue tarde No ocurrió como queríamos, pero sería injusto decir que no ocurrió como esperábamos. Y es que nunca esperamos nada, realmente. Si había fe era tan pequeña que apenas nos llevó a saltar desde un segundo piso. Nuestras heridas existieron -y perduran-, pero todo fue superficial. Poco se dañó bajo la piel. O poco de eso es evidente, al menos. Si rezamos, fue apenas para amortiguar el golpe. Así ocurrió. No hubo nada más. Ya saben: Todos somos Peter Parker.

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