miércoles, 8 de junio de 2022

No se ve el faro.


-No se ve el faro.

-¿Qué?

-Que no se ve el faro. Ya está oscuro y no se ve. Mira…

-¿Y qué quieres que mire si no se ve el faro?

-Pues mira en la dirección del faro… ¿no recuerdas dónde estaba?

-Claro que recuerdo, pero no se ve.

-Exacto.

-¿Exacto qué?

-Que es exactamente lo que te decía. No se ve el faro.

-Es cierto, pero igual debe estar…

-¿Cómo…?

-El faro. Aunque no se vea debe estar.

-Claro, nunca he dicho que no esté, solo que no se ve.

-Entonces dilo bien. Lo que no se ve es la luz del faro, no el faro.

-¿Acaso puedes ver el faro?

-¿Ahora?

-Sí, ahora.

-Pues no, no puedo, pero…

-Entonces tengo razón. Ya ves que no se ve el faro.

-Enredas todo…

-No enredo nada, a ti te gusta discutir, nada más.

-No es cierto, me gusta ser preciso.

-Nadie es preciso.

-El faro era preciso.

-Pues ya ves… ahora se apagó y ya no hay precisión.

-…

-¿Quieres que investiguemos?

-¿Lo de la luz del faro?

-Sí. Podríamos ir e investigar…

-Pero sin la luz del faro es peligroso… No se ve nada y las rocas…

-Obvio… si se viera bien habría luz, y no tendríamos qué investigar.

-…

-¿Vamos?

-No sé… no descubriremos nada.

-Da igual. Ese no es el punto.

-¿Y cuál es?

-Vamos… si me acompañas, te digo.

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