sábado, 11 de junio de 2022

La rabia en vez del hambre, en un cuento de Roland Topor.


I.
Un cuento breve de un hombre que no siente el hambre. Creo que es de Roland Topor. El hombre, como casi muere por inanición, decide comer todo el tiempo, para no morir por distraído. Crece y engorda, por supuesto, pero no recuerdo si ese era o no el punto. Sí recuerdo que cuando los mendigos le decían que tenían hambre, él los trataba de afortunados y se alejaba con rabia. Y esa rabia, por cierto, era el único aliciente que lo llevaba a alimentarse con fruición. La rabia entonces, en vez del hambre, en un cuento de Roland Topor. Ese debiese ser el título.

II.
Del contenido poco sé. O no sé, derechamente. De este contenido, me refiero. Supongo que simplemente digiero, igual que su personaje, que comía sin hambre. Luego abro mi estómago y les muestro mis entrañas. Esta es la digestión, les digo, mientras escribo justamente esas palabras: Esta es la digestión. Si la rabia puede reemplazar al hambre poco sé. O poco digo. O tal vez ese sea mi secreto. Digestión en vez de contenido.

III.
Por último, recuerdo que en otro cuento de Topor, un hombre (otro hombre) para no morir de inanición llegaba a comer sus propias piernas. En lo alto de la montaña, en medio del frío, las comía. Y claro, como tenía las piernas congeladas, nada sabía del dolor, o nada se decía sobre él, al menos. No sé esto sirve como final ni menos como conclusión, pero es lo que les traigo. Ustedes coman, con confianza. Esto es lo que les sirvo.

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