domingo, 5 de junio de 2022

Ella volvió de entre los muertos.


Ella volvió de entre los muertos.

Había ido esa mañana al cementerio, para el entierro de su padre.

Y volvió de entre los muertos.

Manejando, volvió.

Fue y regresó, manejando.

Nada de barcas y otros trucos.

Nada de reglas especiales, a excepción de las leyes del tránsito.

Iba con sus hijos, en el auto.

Un hijo y una hija, para ser más exactos.

Lo que pensaba no lo dijo, pero por supuesto lo pensó.

Ella volvió de entre los muertos.

Ya en casa deberá cocinar.

Algo rápido, probablemente, para no complicarse.

Su hijo dice que quiere hamburguesas, pero ella no sabe si quedan congeladas.

Carne molida sí, para hacer algunas, pero no quiere tener carne molida entre sus manos.

Su hija se suma a la idea.

Incorpora al pedido papas fritas.

Comida rápida, le dicen.

Entonces ella (la que volvió de entre los muertos) piensa que tal vez puedan pasar a algún sitio.

Aunque no sabe, en realidad, si eso se consideraría correcto.

No sabe si hay reglas para eso.

Comprar para llevar, tal vez, pero abrir sobres de kétchup y mostaza no le parece apropiado.

No sabe bien por qué, pero eso es lo que piensa.

Mientras un semáforo da rojo, ella piensa.

Entonces, un auto choca el suyo por detrás.

Nada grave, al parecer, los chicos no parecen asustados.

Apenas una sacudida, porque no partió a tiempo y el auto de atrás aceleró.

Mira por el retrovisor y piensa qué es aquello que debe hacer.

En la radio dicen que lloverá, uno de estos días.

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