sábado, 4 de junio de 2022

M. trabaja en el SERNAC.


M. trabaja en el SERNAC.

Ya no le gusta hablar de su trabajo.

Antes sí, porque era ella misma
quien recibía y tomaba notas,
sobre algunos casos.

Dentro de todo, cuando hablamos,
admite que eso le gustaba.

Hace unos años, en cambio,
su puesto la aísla de los verdaderos reclamos.

Una vez llegó uno, por ejemplo,
me dice,
que hasta el día de hoy le parece extraño.

Reclamaban porque un libro de juegos,
de esos en que buscan a Wally,
no venía, justamente, con Wally.

Páginas y páginas de imágenes
en que se aglomeraban personajes,
menos aquel que debía encontrarse.

Pensaron que era broma, aquella vez,
me cuenta,
pero al final resultó ser cierto.

M. y otros funcionarios pasaron horas confirmando
que ahí, extrañamente,
no estaba Wally.

La demanda se acogió, luego de aquello,
aunque finalmente fue perdida.

Según entiendo,
nunca el libro de juegos había prometido
de forma explícita,
que Wally había de ser encontrado.

Como rareza, sin embargo,
M. le ofreció comprar el libro al demandante.

Dice incluso que aún lo mira,
de vez en cuando, algunas tardes.

¿Te imaginas si lo encuentro?, me pregunta,
mientras hablamos.

Yo la observo y no sé qué responderle.

Finalmente, cambiamos de tema
y después nos separamos.

No hemos vueto a vernos, desde entonces.

Ambos seguimos trabajando.

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