martes, 19 de abril de 2022

Cuando la mesa está coja.


Cuando la mesa está coja hay que igualar el largo de sus patas. No la altura de su superficie. Eso creo yo, al menos. Al decir esto, por cierto, me refiero a que no estoy de acuerdo con añadir altura a la pata más coja -con cartones, papeles u otros elementos-, sino que prefiero directamente trabajar en la mesa, como objeto completo, sin añadido alguno. Esto es más incómodo, por supuesto, y supone más trabajo, pues incluye la medición exacta de sus patas y cortar todo a la altura de la pata más corta, que siempre ha de ser la referencia a considerar.

Lo malo es que como no soy muy preciso en trabajos manuales, suelo excederme al cortar alguna de las patas, lo que origina que tras cada intento de nivelación descubra una nueva pata más corta, y el proceso deba entonces volver a realizarse.

Con todo, me gustaría dejar en claro que las dificultades con este proceso no deben ser atribuidas al proceso mismo (ni constituir un argumento para refutar el valor de este), sino que son producto exclusivo de mi propia torpeza para trabajos de este tipo, cuestión que ya he señalado anteriormente.

Sé, por supuesto, que esta posición me lleva a diferir de muchos.

Pero esto último, si soy sincero, no es algo que me incomode en demasía.

Puedo vivir con ello, me refiero.

Igual que ustedes.

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