jueves, 7 de abril de 2022

Abril.


Estamos en Abril.

Parados en Abril como si este fuese un río y pasara por nosotros.

Pero no quiero hablar de Abril.

De hecho, si soy sincero, hoy por hoy no quiero hablar.

De nada, repito, quiero hoy día hablar.

A todos nos pasa, por supuesto.

Supongo que no es tan grave.

Días en que dejamos que el tiempo pase, me refiero.

Días en que no queremos hablar.

Días en que, incluso, no queremos tener sentimientos.

Es cierto.

Saben -aunque no lo digan-, que es cierto.

Por lo mismo, no voy a sentir culpa por decir lo evidente.

No pueden obligarme a sentir culpa por aquello.

¡Si hasta vidas enteras pueden vivirse de esa forma…!

Ocurre así:

(Más o menos así):

Nadie lo planea, pero de pronto descubre que está en medio de Abril, viviendo esa forma.

Y no lo digo por mí.

Lo digo más bien por otros cuya sorpresa puede ser aún mayor.

Otros que lo averigüen inesperadamente.

Que lo averigüen, tal vez, hablando con alguien que no desea hablar.

Con otro que juega a no estar hablando o a estar hablando de sí mismo.

Y es que como ya les decía, estamos en Abril.

Y un río, cuyo caudal no imaginamos, está pasando por nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales