lunes, 4 de junio de 2018

Verdaderamente interesante.

“En mi opinión, cuando a una persona
están a punto de quemarla viva,
se vuelve más interesante que nunca”
M. T.

I.

Poco antes de morir,
ella pareció volverse sabia
y hasta interesante.

Sin embargo, mirándola bien,
lo único interesante en ella,
antes de morir,
era la certeza de la muerte,
y el conocimiento inminente
de la naturaleza del mal.


II.

Ella, antes de morir,
me confesó que el mal
existe.

No tenía ninguna otra verdad
que entregarme.

No se teme.

No se enfrenta.

No se vence, me dijo.

Pero el mal te hará dudar.

Y confundirás la muerte con el mal.

Y huirás entonces,
del enemigo incorrecto.


III.

Intentamos quemarla,
pero su cuerpo no ardía.

Salvo el pelo, por supuesto,
pero nada más en ella,
parecía combustible.

Gritó aunque prometió
que no gritaría.

No pudo tampoco sostener al mal,
y este arrancó de su muerte
y nos miró a los ojos,
compasivo.


IV.

El mal nos comprende mejor que el mundo.

El mal nos comprende mejor que Dios.

El mal es menos falso que el amor al prójimo.

El mal reside en los huesos
y desde ellos sostiene tu carne
y te sostiene.


V.

Ella no se volvió ceniza.

Nuestro fuego no la convirtió en polvo.

Hueso y carne quemada, al final.

Solo entonces, fue ella,
verdaderamente interesante.

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