martes, 19 de junio de 2018

Testimonios.


I.

“Soñé que no tenía uñas y cuando desperté resultó que no tenía dedos. O sea, sí tenía pedacitos de dedos, pero nada que resultara útil, en realidad. Me dijeron que me había caído una parte del techo encima y que había perdido la conciencia. Y que los chanchos de ese tal don Ramiro me habían comido los dedos, en la confusión, luego del terremoto. Eso fue lo que me dijeron“.


II.

“Todos le echan la culpa a mis chanchos, pero mis chanchos son aquí las víctimas. Y es que siempre pasa lo mismo, no sé si se han dado cuenta: al final culpan a las víctimas. Yo creo que porque no saben defenderse, o justamente porque son víctimas. Yo vine a saber lo que ocurría cuando ya habían abierto al Timoteo, que era el chancho más joven, y le revolvían las tripas buscando los dedos. No encontraron nada, por supuesto. Porque el Timoteo es víctima. No dejé que abrieran al Wenceslao porque ya es viejo y se merece morir pa que uno coma, no pa que alguien rebusque unos dedos que quizá dónde fue a perder, y esparzan las tripas y no sirva de nada. Eso es lo que yo creo”


III.

“Don Ramiro y el joven Rafael siempre tuvieron disputa. Nadie cree que son parientes de lo feo que se miran, pero es la verdad. Luego del terremoto no aparecía el joven y a don Ramiro lo vi acongojado, mientras lo buscaba por todos lados. Es mentira que buscara los chanchos, don Ramiro buscaba al joven Rafael. Lo encontró por los gritos de los chanchos, es cierto, pero en realidad yo lo vi alegrarse cuando encontró al joven. Lo de los dedos no sé. Sinceramente no sé. Además no me impactó ni nada. No creo que se vaya a morir por eso. Lo que me impactó en cambio es cómo la gente puede fingir que se odia, luego dejar de fingir y luego volver a lo primero y la tierra no vuelve a temblar ni  a sonar ni nada. Son oportunidades perdidas, creo yo. Como la carne del Timoteo que quedó ahí y se llenó de moscas. Eso es lo que yo sé”.

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