sábado, 23 de junio de 2018

Uno ha insistido en tener razón.


Uno ha insistido en tener razón.

No hablo en especial de mí ni tampoco de usted.

Todos  hemos insistido.

Tanto lo hemos hecho que la razón misma
ha quedado de lado, desde entonces

Y la verdadera pasión ha pagado el precio,
que suscita en nosotros,
la pasión falsa
y el orgullo desmedido.


Todos hemos insistido en tener razón.

Y hemos creído pagar el precio, por tenerla.

Caímos en el juego.

Duplicamos su valor rebajando el nuestro.

La razón delante de nosotros no nos dejaba vernos.

Dimos un nombre a nuestra razón
olvidando nuestros propios nombres.

Y nuestra voz rompió entonces la unión
que tenía con nosotros mismos.


Hemos insistido en tener razón.

Y hemos apostado a favor de nuestros errores.

De esta forma,
el sonido de las palabras
pudo más que las palabras.

Y colgamos las armas en la armería
por cuestión de estética.

Es una mezquindad tener razón.

Es un olvido de los otros,
olvidar que las armas eran más que armas.


Volveremos a insistir en tener razón.

Aunque sepámoslo un error,
volveremos otra vez a intentar tenerla.

No importarán advertencias.

No importarán las consecuencias del pasado.

Lucharemos por tener razón
y nuestras uñas se enterrarán en la carne ajena.

Y es que todo esto, a fin de cuentas,
ya se ha dicho.

Bajo la razón, finalmente,
sonará la única voz honesta
y silenciosa.

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