domingo, 30 de marzo de 2014

Don Marcos / Una tetera / Solo se muere una vez.


Don Marcos compra una tetera antigua, en la feria. Una de esas que tienen un pito que suena, cuando hierve el agua. La compra en parte porque le recuerda a Don Patricio, uno de los amigos con que se juntaba a jugar dominó, todos los jueves. Y es que Don Patricio prestaba a veces la casa para jugar dominó y siempre había que hacer una pausa en el juego para apagar la tetera que estaba llamando.

Ahora me toca a mí, piensa don Marcos. Esta semana voy a invitarlos a casa y vamos a recordar a don Patricio como se debe. Hablar un poco de él y reírnos otro poco de lo viejo que estamos. Nada de esas palabras de cura que nadie entiende y que al final terminan por aburrir antes del entierro. Y es que solo se muere una vez, dice don Marcos, mientras reitera la invitación a don Javier quien promete que irá aunque menciona que tiene problemas en las rodillas, pues se cayó nuevamente esta semana, mientras arreglaba una luz en el jardín de su casa.

Así, don Marcos abre unas bolsas con maní y hasta saca del armario un par de botellas de vino que guardaba para una ocasión especial, para esperar a sus amigos.

Espera dos horas, en total.

Luego, comprendiendo que no irían, guarda las botellas y se come el maní. Además, como hace frío pone agua en la tetera para hacerse un té, antes de acostarse.

Así, sentado junto a la mesa de la cocina, piensa don Marcos en don Patricio y en lo ingenuo que era para jugar dominó. Daba hasta pena engañarlo, piensa don Marcos. Y sonríe.

Justo entonces, se percata don Marcos que el silbido de la tetera ha comenzado a sonar. El agua está hirviendo, se dice. Con todo, don Marcos no se mueve hacia la tetera y la deja sonar, sobre el quemador de la cocina.

No sabe bien por qué lo hace, don Marcos, pero supongo que ha de ser algo así como un desafío… una pequeña rebelión, incluso, en la medida de sus posibilidades.

No voy a apagar esa tetera, se dice, finalmente, mientras se levanta para ir al dormitorio.

Solo se muere una vez, después de todo...

1 comentario:

  1. Ojalá llegara alguien y la apagara, para que Don Marcos pueda morir tranquilo, digo yo

    ResponderEliminar

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales