lunes, 24 de marzo de 2025

En el cuaderno del mundo.


I.

En el cuaderno del mundo.

Tu nombre no se escribe con mayúscula.

Más aún: es indistinto a otros nombres.

Compartes signos, en este sentido, con una gran cantidad de otros.

Y es así, por cierto, hasta que comienza una nueva etapa.

Desde entonces, no eres ya individuo, aunque lo creas.

Eres parte, nada más.

Y el mundo -seamos sinceros-, ha dejado de prestarte atención alguna.


II.

Es extraño.

O mis sensaciones son extrañas, más bien.

Como si sintiera que requieren de un medio para salir o entrar en uno.

Suena extraño, probablemente, pero aquí les va un ejemplo:

La certeza de que existe en nosotros algo similar una máquina.

Una máquina de amar y una máquina de olvidar.

Una máquina en total, en todo caso.

Con dos funciones, al menos.

Uno para cada uno.

Y sin manual.


III.

Existe, sin duda, el cuaderno del mundo.

No se trata, en este sentido, de una expresión antojadiza.

Escribimos en él, desde siempre, sin saber qué escribimos.

Nada trascendente, en todo caso.

Una sola frase, apenas, entre todos.

Los signos que trazamos, por cierto, son también producto de una máquina.

De esa única máquina que mencionaba anteriormente.

Esto, claro está, no es una acusación ni una queja.

No es bueno ni malo, digamos.

Así es.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales