lunes, 24 de junio de 2024

No se habían visto en años.


M. y W. no se habían visto en años.

Antes habían sido muy cercanos y hasta hicieron, en su juventud, varios viajes juntos.

Ocurre entonces que un día se encuentran casualmente en medio de una ciudad en la que nunca antes habían coincidido.

De pura casualidad, digamos.

Mientras buscan un bar para conversar más tranquilos, M. le cuenta que se ha casado dos veces y que tuvo una hija a la que casi no ve.

W., por su parte, cuenta que no ha tenido hijos y que vivió varios años con una mujer, pero que nunca se casó con ella.

Ya en el bar, hablan de algunos conocidos y recuerdan algunos de los viajes que, antaño, realizaron juntos.

Si bien ellos no se percatan de aquello, al hablar sobre esos viajes -aunque se refieran a una misma ciudad-, pareciera que en verdad hablasen de ciudades distintas.

De todas formas, lo primordial parece ser que ambos están alegres, y que su encuentro realmente les ha sorprendido, para bien.

Tras un par de horas, sin embargo, la conversación ya ha decaído y ambos deciden pagar la cuenta e irse del lugar.

Después de todo, M. debe viajar temprano al otro día pues deja la ciudad y W. parece cansado pues dice no haber dormido nada (o casi nada) la noche anterior.

-No perdamos contacto -concuerdan, al despedirse.

La noche, por cierto, también es tibia.

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