viernes, 28 de junio de 2024

Casi siempre la misma.

"Las personas solo son auténticas
cuando son continuas"
D. G. Compton

Al final la historia es casi siempre la misma. Aunque con variaciones, claro. Supongo que por eso se me dificulta, hoy por hoy, abordarla. Así y todo, considero necesario hacerlo. Necesario en el sentido que no hacerlo finalmente no funciona. Me refiero a que no puedes decidir no hacer algo. O sea, puedes decidirlo, pero lo cierto es que siempre terminas haciendo algo. Y ese algo luego, se transforma en otro algo y sin darte cuenta ya tienes, nuevamente, aquella historia. Aquella que, como decía en un inicio, es casi siempre la misma. Aunque con variaciones.

Esta vez, por ejemplo, la historia surge justamente al cuestionar la imposibilidad de no tener alguna. O de elegir no tenerla, más bien. En este sentido, su origen es el mismo deseo de negación. Como una mujer que queriendo abortar termina dando a luz. O como un interruptor que una vez conecté mal y que en sus dos posiciones dejaba la luz encendida. Aunque claro, mencionar lo de la luz y el interruptor es un poco tramposo, porque en el fondo no hay historia convencional sino continuidad. Continuidad hasta que forzamos un fin, por supuesto, pero como aún no lo forzamos resulta que es -también aún-, una continuidad válida. Con variaciones, tal vez, pero válida. Y una misma historia, digamos.

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