martes, 11 de junio de 2024

Gente que no llora ni ríe.


Gente que no llora ni ríe.

¿Conoces acaso de esa gente?

Porque claro… hay algunos que no lloran y otros que no ríen, pero casi siempre el individuo se inclina por algo.

Y es entonces -cuando el individuo se inclina-, que la risa o el llanto equilibran y facilitan el paso.

Ahora bien, ¿cómo se equilibra aquel que no llora ni ríe?

O mejor aún: ¿cómo puede ese individuo asegurar su paso?

Lo pregunto porque tal vez demos por hecho que al no inclinarse no hay falta de equilibrio.

Y descuidemos entonces la comprensión de un otro que igualmente es necesaria.

No digo compadecernos de él, ni tampoco hablo de asistirlo…

Pero la comprensión, al menos, es algo que debiese exigirse.

Un requisito mínimo, digamos, si queremos -al llegar la noche-, dormir cansados.

Ni riendo ni llorando, digo yo, pero al menos cansados.

Y merecer así el equilibrio nocturno que nos lleva a ingresar de buena forma al sueño.

Un sueño donde nadie llora ni ríe, por cierto, y donde el equilibrio no es necesario.

¿Piensas que me contradigo?

¿Piensas que exagero o que me falta seriedad o que estoy jugando…?

Pues piensa lo que quieras, por mí no hay problema.

¿Conoces acaso de esa gente?

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