martes, 20 de febrero de 2024

¿Y qué haces tú?

“Te parece excesivo
Que esta tempestad pendenciera
Nos perfore los huesos”
W. S.

I.

-¿Y qué haces tú?

-¿A qué te refieres?

-Qué haces si fueras Lear… ¿vas hacia las fauces del oso o al mar embravecido?

-¿Qué hago o qué haría?

-Es lo mismo, aunque parezca que no.

-Pues no sé. Probablemente antes hubiese dicho que al mar embravecido.

-¿Y ahora?

-Ahora sin duda hacia las fauces del oso.

-¿Le temes más al mar embravecido?

-No, para nada… De hecho, del mar tengo más opciones de salir vivo.

-¿Y entonces?

-Para mí está claro: luego de salir puede que aún esté el oso.

-Es cierto. Aunque también puede que no.

-Igual no soy Lear, así que poco importa.

-No importa poco. No si están el oso y el mar embravecido.

-Aunque estuviesen, poco importa.

-Mientes como Lear, ¿sabes?

-No… para nada. Ese no soy yo.


II.

-¿Sabes…? A veces pienso que las fauces del oso son un poco como nuestras propias fauces.

-¿En qué sentido?

-No sé en qué sentido… pero pienso en los dientes que se clavan en la mano del que entrega el alimento.

-¿Y qué es lo que piensas sobre eso?

-Pienso que por lo general son nuestras propias manos las que se dedican a eso.

-Pues esa es una imagen, no un pensamiento.

-Siempre ocurre así cuando se tornan en palabras.

-…

-Ya ves… ocurre igual que con Lear.

-No igual.

-De acuerdo… no igual.

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