lunes, 19 de febrero de 2024

Voy.


Voy.

Al ahora, es donde voy.

Me subo al hoy, con miedo.

Bromeando un poco, para que no se note.

Trastabillo, en un peldaño que no vi.

Tal vez, incluso, fue a propósito.

Ahora no lo recuerdo.

Esto es el hoy, me digo.

No es tan malo.

Estoy rodeado de cosas que no soy, pero no es tan malo.

Así me defino, después de todo.

Así se marcan mis bordes.

Y así voy, a fin de cuentas.

Más allá, si observo, también están los otros.

Los miro con cariño, aunque no sepan.

Los miro con perdón.

Así, para que estén a gusto, no los invado.

Y si los contamino, no es, sinceramente, con mala intención.

Me mojo el rostro, mientras voy.

Y es que quiero que el hoy choque contra mi piel limpia.

De esta forma asumo el hoy.

El ir.

El estar yendo.

Y el no saber, por supuesto.

Entonces, sin quererlo, descubro que todo es parte de algo así como una canción.

Una que nadie dedica, en todo caso.

Y una que casi nadie escucha.

Y claro, yo voy de esa forma.

Sin moverme realmente, pero voy.

Al ahora es donde voy, como decía en un principio.

Estoy aquí.

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