martes, 6 de febrero de 2024

No todo es una lección.


Me levanté más temprano que de costumbre y decidí salir a caminar. Recién había amanecido y no andaba prácticamente nadie en las calles. Todavía estaba fresco y había una brisa agradable en el lugar.

Apuré el paso.

Fue así que llegué hasta la avenida que está a unas cuadras de mi casa. Una vez ahí, observando, descubrí que los semáforos estaban funcionando mal. De hecho, los semáforos de las calles perpendiculares -incluido el cruce principal-, estaban funcionando erróneamente sincronizados.

Es decir, todos los semáforos daban verde o rojo al mismo tiempo, sin importar que fuesen de calles opuestas.

Esto puede producir graves accidentes, me dije.

Entonces, para evitarlos, me decidí a llamar a carabineros y explicarles qué ocurría.

-¿Hay heridos? -me preguntaron.

-No -contesté.

-¿Muertos?

-Tampoco.

-¿Calles bloqueadas a partir del accidente?

-El único accidente que hay hasta ahora es el de los semáforos.

-¿Vandalizaron y destruyeron los semáforos?

-No -le digo-, me refiero a que no funcionan bien, están desincronizados.

Se quedaron en silencio un rato.

Luego me transfirieron con otra persona. Me pidieron la dirección exacta y otros datos.

Al parecer estaban chequeando el funcionamiento.

-Todo esta bien -me dijeron luego de un rato-. El problema es suyo.

-¿A qué se refiere?

-Los semáforos funcionan correctamente -señalan-. El problema es suyo. La desincronización, digamos.

-…

-No se preocupe, pasa de vez en cuando.

Esperé unos segundos mas y colgué.

No quise volver a mirar los semáforos.

No todo es una lección, me dije.

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