domingo, 18 de febrero de 2024

Por una serie innumerable de razones.


Por una serie innumerable de razones no me moví de Santiago durante estas vacaciones.

Para peor, creo que fueron las más calurosas de los últimos veinte años.

Di vueltas por distintos lados e intenté sacar ideas en limpio, aunque finalmente (como era de esperar) no estoy más claro que al comenzar.

De todas formas -como puede observarse acá desde hace algunos años-, no me interesa hablar de mí.

Con todo, me acerco a mi voz para ver si la reconozco todavía, y porque sé que en algún momento (que todavía no vislumbro) volveré a hacerlo.

Así, confuso (aunque en el fondo menos confundido de lo que parezco) he dado vueltas por una serie de rutas, como si se tratase de una despedida.

No es que esto último sea triste, pues no he comenzado aún a extrañar nada, pero de todas formas es una manera honesta de describirlo.

De hecho, he tratado de perderme en estos trayectos, pero no he logrado dar con esa sensación (ni prácticamente con ninguna otra).

Así y todo, sé que se viene un año difícil, donde no tendré mucho tiempo para buscar soluciones a situaciones que se han terminado enquistando en algún sitio.

Hace años, soñé que dentro mío había un zenote, de fácil acceso, pero casi siempre vacío.

Sé que ahí hay algo que debo rescatar para comenzar de nuevo.

Gritar bajo el agua que se encuentra al fondo y salir (ojalá) un poco más fresco.

Ya perdí todo lo que podía perderse (y lo que no, lo he abandonado).

Solo queda un camino, en resumen, y tengo miedo que no queden pasos.

De todas formas, me digo, debo hacerlo.

Ahora sí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales