jueves, 15 de febrero de 2024

Aquello que debías hacer.


Fuera lo que fuera aquello que debías hacer, lo cierto era que ya lo estabas haciendo. Inconscientemente, tal vez, pero ya lo estabas haciendo. Así era o así lo pensaba, al menos. Me lo transmitió un día como si se tratase de una gran idea. Daban lo mismo los planes futuros, las proyecciones imaginarias, aquello que supuestamente comenzaría después. Todo ya había comenzado. Ya lo estábamos haciendo. Lo decía enérgicamente, con la extraña alegría de haberlo descubierto recién, sin siquiera haberlo intentado. Ya estamos en el futuro, aunque no queramos.

Mientras me hablaba, yo estaba con una cuchara, escarbando en el piso de tierra. Lo hacía sin demasiado entusiasmo, sabiendo que tarde o temprano la excavación dejaría de depender de mí, pues la cuchara se toparía con algo demasiado duro o denso para ser roto o traspasado con mi fuerza. Incluso con la fuerza de otro, sería inútil. Solo avanzaríamos un poco más, pero igual habría que detenerse. Alguien más fuerte solo llegará un poco más abajo, me dije, igual que alguien más alto deja su marca un poco más arriba en los bordes de las puertas o en una muralla.

-Dejas tu marca aunque no quieras -le dije, para que supiera que estaba escuchando.

Él sonreía, todavía cegado por la luz de su descubrimiento.

Todavía, feliz.

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