domingo, 16 de abril de 2023

Una caña de bambú.


Soñó que era una caña de bambú.

Sentía el día a su alrededor, desde el amanecer hasta la noche, aunque no observaba nada.

Sentía que crecía rápidamente, que pasaba a ser algo más de lo que era antes, en cuestión de horas, o minutos.

También sentía la luz del sol, sobre ella, y luego el frío de la noche.

Cuando sintió que otro día amanecía, supo que algo la masticaba.

Debe ser un panda, se dijo.

Estaba relativamente consciente de que todo aquello era un sueño.

Ayer leí un cuento sobre pandas, debe ser por eso.

Luego, de un momento a otro, sintió que comenzaba a ser una nueva caña de bambú.

Muy pequeña, nuevamente, en un inicio.

Y poco a poco, otra vez, durante un día, comenzó a crecer.

Esta vez, se fijó que la comprensión del entorno también crecía.

O se transformaba, más bien.

No sabía con seguridad si era una comprensión mayor a la del día anterior, pero al menos sabía que era mayor a la que tuvo aquella mañana, cuando había vuelto a ser un brote.

Pasó así todo un día, en su sueño, y una noche, y por la mañana volvió a sentir en ella los dientes del panda.

Sin dolor sintió los dientes.

Como una forma de comprensión, más bien.

Probablemente, incluso, como la forma más alta.

Poco después, en su sueño, había vuelto a ser un pequeño brote y la situación comenzaba a repetirse.

Una caña de bambú, se dijo entonces, mientras salía del sueño.

He estado soñando que soy una caña de bambú.

Tres veces dijo esto.

Y sin darse cuenta de qué forma, despertó.

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