sábado, 8 de abril de 2023

Dos cactus.


De improviso y sin motivo alguno, en el jardín comenzaron a crecer dos cactus.

Al costado de la muralla, en un pequeño trozo descuidado, en el que no había nada plantado.

Cuando se percató, ya tenían varios centímetros de altura y se veían firmes.

Y es que, por su ubicación, recibían mucha luz del sol durante gran parte de la tarde.

Los cactus, por cierto, no tenían nada especial.

Nada extraordinario, digamos.

Salvo, eso sí, que ambos cactus eran exactamente iguales.

Comenzaron a crecer al mismo tiempo y, debido a su apariencia, era imposible diferenciarlos.

Al principio no se notaba mucho, pues eran pequeñas y todo cactus pequeño debe tener similitudes con otro; sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, su crecimiento, sus ramificaciones y hasta el más mínimo de sus detalles, se repetía tanto en uno como en otro.

Una vez, incluso, se percató que ciertos fenómenos externos también se repetían, en torno a ellos.

Por ejemplo, si un pájaro se posaba o caminaba cerca de uno, otro pájaro similar se posaba o caminaba cerca del otro.

De hecho, en una ocasión, llegó a tomar una fotografía en que ambos cactus eran visitados por una lagartija (una lagartija al lado de cada uno, por supuesto), y podía apreciarse en esa imagen la perfecta simetría de aquel hecho.

-Es llamativo, pero supongo que de cierta forma es normal -comenté esa vez, sin pensar mucho en aquello que decía-. De todas formas, la fotografía tiene buena luz… está perfectamente enfocada…

-No es eso lo que te mostraba -me interrumpió-. Pero está bien… hablemos de otra cosa.

Así lo hicimos, por supuesto.

Aunque no recuerdo, exactamente, de qué hablamos.

Meses después, durante una visita que hice a su casa, quise romper la simetría y me acerqué a dejar una moneda junto a uno de los cactus.

No sé bien por qué lo hice, pero traté que la moneda se distinguiera desde lejos, y marcara una diferencia entre ambos.

Tampoco es que le diera mayor importancia a aquel hecho, solo fue algo que hice en un momento en que pasé por el lugar.

Lo que vino después, si quieren saberlo, por supuesto que no me lo esperaba.

Y es que el caos, a diferencia de lo que dicen por ahí, no es simplemente un orden por descifrar.

Espero que ustedes, ciertamente, puedan comprenderlo.

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