sábado, 29 de abril de 2023

Fui, dijo Lázaro.


Fui, dijo Lázaro.

Directamente me lo dijo, pero no lo entendí.

Venía tomando un café con vainilla, probablemente demasiado dulce.

A mí, por lo menos, me pareció que no tenía expresión de disfrutarlo.

El aroma de la vainilla me molestaba, no así el del café.

La voz de Lázaro, por otro lado, me resultaba indiferente.

Llegó a mi lado con intención de conversar.

O de contarme al menos, algunos hechos.

Me contó, por ejemplo, que se había inscrito en un grupo de juegos de mesa.

También me dijo que la noche anterior observó una pelea entre gatos.

Por último -de lo que recuerdo, al menos-, comentó que estaba durmiendo un par de horas menos, los últimos días.

Qué extraño, dije yo, a mí también me ha estado ocurriendo lo mismo.

Él no tomó en cuenta mi observación.

Caminamos luego, durante un par de cuadras, en la misma dirección.

Esta vez, lo hicimos en silencio.

Yo iba en dirección al metro, luego del trabajo.

Él se dirigía a un supermercado, que estaba cerca del lugar.

Nos despedimos en la entrada del metro, donde yo debía descender.

Nada especial, un gesto, apenas.

No nos engañemos, pensé, mientras bajaba las escaleras, también las hojas que han caído se levantan con el viento.

Junto a las boleterías, abajo, un hombre tocaba una canción con una armónica.

No supe reconocer, sin embargo, qué canción interpretaba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales