sábado, 22 de abril de 2023

La pausa.


Creamos en la pausa.

Por un momento creamos en la bondad de la pausa.

Es decir, dejemos de no creer en ellas, hagamos una pequeña y depositemos en ella nuestra fe.

Un pequeño depósito, digamos.

Sin esperar intereses, por supuesto, pero con la seguridad de que al menos estará allí si es que el creer luego no funciona.

El otro día, por ejemplo, pensaba en ello.

Y depositaba en ello la poca fe que quedaba.

En Edipo y en una pausa, para ser exacto, depositaba mi poca fe.

Es difícil de explicar, lo admito, pero digamos que deposité esa fe en la pausa que no hace Edipo mientras se arranca un ojo y luego el otro.

En otras palabras: introduzcamos entre ambos actos, una pausa.

No nosotros, en todo caso, sino Edipo.

Y en esa pausa, posteriormente, ahora sí nosotros, depositemos nuestra fe.

Háganse la imagen si pueden.

Ordénenla.

Edipo con un ojo arrancado, justo antes de arrancarse el otro, hace una pausa.

Les pregunto ahora, ¿qué es lo que hace, en ese instante, Edipo?

No se apuren.

Piénsenlo un poco.

Y advierto desde ya que la respuesta no es “una pausa”.

Lo que les pregunto en el fondo es qué hace o qué decide hacer Edipo en esa pausa.

Y desde donde lo hace, por supuesto.

Y claro, finalmente, les digo que antes de responder intenten creer -levemente incluso-, en esa pausa.

En ese extraño Edipo tuerto detenido.

En ese momento que ahora existe para que nosotros depositemos en algo, nuestra fe.

No se apuren, les digo, pero háganlo.

Creamos en la pausa,  en definitiva.

Nada más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales