miércoles, 19 de abril de 2023

Intenté jugar mis cartas.


Intenté jugar mis cartas, pero no lo conseguí.

Es decir, logré jugar algunas… pero no sirvió de mucho.

Una cantidad ínfima, digamos, considerando la cantidad de ellas que tenía en mano.

Por otro lado, debo confesar que mis jugadas, no afectaron en absoluto el desarrollo del juego.

Ni el desarrollo, decía, ni tampoco su resultado.


Así y todo, al menos, intenté jugar mis cartas.

Sin entender el juego, incluso, intenté jugarlas.

Lamentablemente, mis jugadas solían llegar tarde.

Por lo que ni siquiera podía comprobar si hubiese sido o no (de haber llegado a tiempo), una jugada acertada.

No sé bien por qué, si me preguntan, ocurría todo esto…

Pero si ahora intentase contestar, solo podría decir que yo jugaba, más bien, en otro ritmo.


No me extraña, ahora, lo que ha ocurrido: apenas caben en mi mano, las cartas que no jugué.

No sé ya de qué sirven, lo admito, pero sí sé que me niego a abandonarlas.

No es que las guarde para una futura oportunidad ni mucho menos…

Pero supongo que, con el tiempo, me he ido encariñando de ellas.

Son como tickets sin revisar de un sorteo que ya pasó…

O como cartas, decía, de un juego al que intenté jugar, sin lograr mayores éxitos.


Intenté jugar mis cartas, es cierto… pero no lo conseguí.

Hoy, sin embargo, son parte de mí, aquellas cartas no jugadas.

Jugar correctamente, de aquí en más, se lo dejo a otros.

Otros como usted, si se anima… pero ciertamente no más yo.

Y es que yo intenté jugar mis cartas, pero no lo conseguí.

Por años intenté jugarlas, sin más logro que el orgullo.


No pretendan, ahora, quitarme aquello.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales