lunes, 16 de mayo de 2022

Una momia, en un dibujo.


I.
De pequeño decía que soñaba con una momia.
Hice dibujos incluso, que todavía conservo.
No recuerdo los sueños, por cierto, pero al menos tengo los dibujos.
No son muy buenos y los trazos son poco precisos.
De todas formas, distingo las figuras.
Yo y la momia, casi siempre, frente a frente.
Eso es lo que observo, en principio, en los dibujos.

II.
Por lo que cuenta mi madre yo hablaba mucho de esos sueños.
Y hasta hice, de pequeño, alguna historia.
Los dibujos que conservo, se supone que acompañaban el relato.
No recuerdo el relato, ciertamente, pero hoy descubro algo en los dibujos.
Los observo en detalle y esto es lo que concluyo:
No se trataba de una momia, aquella historia.
Lo que está frente a mí, en los dibujos, es un hombre vendado.

III.
No es lo mismo una momia, que un hombre vendado.
Pero la memoria, a fin de cuentas, elige transformar algunas cosas.
Solo entonces, viene uno y decide dónde hurgar o se plantea para qué.
Y se pregunta, de paso, qué hay al fondo de ese pozo.
A oscuras se desciende y con cuidado.
O al menos yo me acerco de esa forma.
El que avanza de a poquito, avanza más que el que no avanza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales