viernes, 27 de mayo de 2022

Tomy Jerry.


I.

Lo crean o no, tuve un alumno que se llamaba Tomy Jerry.

Sus padres, por supuesto, le habían puesto esos nombres a partir de los personajes animados en los que un gato, persigue infructuosamente a un ratón.

Sus compañeros, por suerte, no conocían bien la animación o ignoraban, probablemente, el segundo nombre de su compañero.

Supongo que yo era cómplice de aquello, pues pasaba la lista diciendo simplemente Tomy, al igual que el resto de los profesores.

Él, en tanto, contestaba desde su banco, desde donde -lo crean o no-, él escuchaba la música que Scott Bradley había compuesto para la serie animada.

Según me explicó alguna vez, la música de este compositor le gustaba tras haberla escuchado en su hogar durante toda su infancia.


II.

Tomy Jerry era un alumno tranquilo.

No recuerdo haber tenido que llamarle la atención nunca, salvo para que guardase sus audífonos.

Tenía algunos amigos, pero parecía disfrutar bastante el estar solo.

Prefería los trabajos individuales, no recuerdo que participare en deportes de equipo, y recuerdo que el año que se licenció tenía una novia bastante tranquila, que iba en un curso menor.

Nunca volví a verlo, pero según me contó una compañera de su generación, Tomy se casó con esa chica, estudió geología y sigue transmitiendo esa misma tranquilidad que lo caracterizaba.

-Desde el colegio daba la impresión que se había encontrado a sí mismo -me comentó esa vez, su compañera.

-O se dio cuenta que lo que perseguía estaba siempre dentro suyo -complementé yo, sin explicar mi observación.

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