sábado, 26 de marzo de 2022

Una persona interesante.


I.

Una vez, hace años, me pareció ver una persona interesante.

Ya ni recuerdo muy bien dónde, pero la impresión permanece en mi memoria.

Sin que hablase, incluso, me pareció interesante.

Y es que parecía saber algo, pensé entonces.

Y parecía también no creer en los demás.

E incluso parecía ir avanzando, paso a paso, en una fiesta de disfraces.


II.

No recuerdo el rostro de la persona interesante.

Ni borroso ni en fragmentos: no tengo de aquel rostro recuerdo alguno.

Recuerdo simplemente que su rostro portaba un cuerpo, como tal vez le ocurra a todos.

¡No crean que exagero ni que me tomo aquí, licencias poéticas…!

Descarto, por cierto, antes de seguir, que el rostro aquel haya sido el mío.


III.

A diferencia de lo que se cree, pocas cosas hay en el mundo.

Y ninguna cosa es suficientemente opaca, como para ocultar a la persona interesante.

No es que brille ni que destaque sobre el resto, ocurre simplemente que es, lo que los otros no son.

Y aunque no lo demuestra, es algo que ella sabe.


IV.

Lo cierto es que han pasado años desde entonces.

Y respecto a personas interesantes… pues bueno… desde entonces nada.

No lo digo como queja, simplemente lo constato.

Hago el inventario, digamos.

Y tal vez -solo tal vez-, doy fe de una extinción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales