lunes, 7 de marzo de 2022

Quería ser una barriga.


I.

A Florencia le preguntaron qué quería ser cuando grande y respondió que quería ser una barriga.

Como pensaron haber entendido mal insistieron, pero la respuesta fue la misma.

-Una barriga -dijo, haciendo un gesto con sus manos-. Una panza…

Como todos los demás habían mencionado profesiones u oficios su respuesta provocó algunas sonrisas. Luego, varios intentaron explicarle nuevamente la pregunta, como si ella no hubiese entendido.

-Yo sí entiendo -decía Florencia-. Pero no quiero ser doctora ni abogada ni nada de eso… quiero ser una barriga.

-De acuerdo -dijeron los demás, aunque no muy convencidos.

Poco después, ella comenzó dibujar, al igual que sus compañeros, cómo se imaginaba en el futuro.


II.

Terminó el dibujo casi de inmediato.

Se dibujó de frente, sin nada alrededor, según explicó.

En la hoja se veía una especie de óvalo con un punto en la zona central.

-Ese es el ombligo -dijo Florencia-. Un ombligo, pero también un ojo…

Como la miraron extrañados, ella agregó:

-Una barriga puede mirar por su ombligo.

Los otros asintieron.


III.

A mí me tocó ver el dibujo de Florencia pegado en un diario mural, junto a los dibujos más convencionales de los demás niños.

Entonces pregunté y me explicaron lo que había ocurrido.

Al menos, pensé, una barriga puede siempre tener cosas distintas dentro.

Poco después, mientras abandonaba el lugar, me indicaron quién era Florencia.

Estaba lejos, caminando por la parte trasera del jardín, sin hacer nada en particular.

-Siempre es así -me dijeron-, pero no parece que esté sufriendo o tenga algún problema…

Yo asentí.

Mientras me iba, debo reconocer que no dejé de observar a Florencia, sin que ella se percatara.

De cierta ya forma ya es un poco una barriga, me dije.

Por último, pensando en todo aquello, me fui del lugar.

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