viernes, 25 de marzo de 2022

Lo que dicen (y por qué lo dicen)


Las cosas están más cerca de lo que aparentan, me dicen. No te preocupes.

Sonriendo y descuidados dicen aquello como si yo estuviese viendo el mundo desde un espejo retrovisor.

Yo los escucho y asiento, pero en realidad les grito que no saben, en silencio.

Que ocurre exactamente lo contrario.

Además -debiese decirles-, el mundo lo estoy viviendo, no viendo.

Y es por eso, justamente, que me resulta extraño percibir su alejamiento.

Porque estoy en él, me refiero.

Porque soy parte.

Porque incómodo, incluso, soy parte.

Así y todo, desde mi incomodidad, constato algunas cosas.

Lo lejos que me quedan hoy por hoy las cosas, por ejemplo.

E incluso, lo lejos que están todos, sin saberlo, los unos de los otros.

Recuerdo entonces el concepto de distancia de rescate.

La necesidad de mantener al menos una distancia de rescate.

Pero ellos no me escuchan.

O si lo hacen, prefieren creer que todo está perfecto.

Que cualquier problema, ha sido solucionado.

Que no hay distancias, en el mundo.

Que todo es, prácticamente, ilusión mía.

Tal vez por eso, tras explicarme, me vuelven a decir que no me preocupe.

Que todo está, finalmente, a un clic de distancia.

Sonríen, por cierto, mientras lo dicen.

Se desvanecen, mientras lo dicen.

Y yo los escucho, observando con dificultad, mis propias manos.

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