sábado, 1 de mayo de 2021

Buscas.


Buscas y no encuentras. Entre las cosas dispersas es que buscas. Tanto revuelves y te esfuerzas que hasta olvidas por momentos lo que buscas. Siempre ocurre lo mismo. Te cansas buscando, cada día, lo que no encuentras. Como te pones horas para hacerlo y hasta estableces rutinas, esto ya parece un trabajo. De esta misma forma, has decidido ordenar un poco mientras buscas. Así, si no encuentras, al menos será más fácil encontrar algo en una búsqueda futura. Y ya sabes que eso siempre llega. La nueva búsqueda me refiero. Un nuevo objeto extraviado que comienzas a buscar mientras las horas avanzan y el día se llena de acciones que no siempre nos dejan satisfechos. Por eso, decía, a veces es mejor pensar en una búsqueda futura. Prepararla de antemano, me refiero. Facilitarla para que cuando comience no nos agobie en demasía y -quién sabe-, es posible que hasta terminemos encontrando aquello que buscábamos, sin darnos mayor cuenta. Si eso ocurre, por cierto, es probable que pensemos que hemos usado demasiado tiempo. Y empecemos a cuestionar, entonces, el tiempo empleado y la buena o mala suerte que nos llevó a encontrarlo cuando menos lo esperabas. Y te quejarás porque lo buscado, termina estando siempre en el último lugar que buscas. Y no comprenderás, probablemente, el sentido profundo de esa frase.

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