lunes, 24 de mayo de 2021

Me vino a la mente una imagen.


Me vino a la mente una imagen.

Comenzaba a despertar, cuando ella llegó a mi mente.

Me alegré, recuerdo, al sentirla llegar.

Pues pensé que era sin duda, una buena forma de comenzar el día.


Sin embargo, a los pocos minutos.

Percibí que era más bien una imagen borrosa.

Nítida en el fondo, pero con manchas superficiales.

Manchas que no dejaban ver, por supuesto, de qué se trataba todo aquello.


Me ofusqué entonces, intentando distinguir la imagen.

Me concentré para que ella no se fuera, antes de reconocerla.

Traté de asociarla a algún recuerdo…

Me esforcé buscando pistas, en los bordes, o dónde fuese.


Realicé hipótesis, mientras observaba.

Busqué similitudes con paisajes, construcciones… ¡hasta retratos!

Pero observar, una imagen mental, es sin duda una tarea abrumadora.

Y no logré validar ninguna, mientras comenzaba a avanzar el día.


Entonces busqué palabras, para poder nombrarla.

Pensé que tal vez ese elemento podría dar cuenta de su naturaleza.

Línea tras línea, sin embargo, todo resultó más torpe y más errático.

Y me esforcé en cerrar los ojos para que el día no arruinara la imagen.


Sí… me había venido a la mente una imagen.

Y me había esforzado en buscar reconocerla, sin lograrlo en lo absoluto.

Gasté el día en no olvidarla, hasta que el tiempo la borró, o la consciencia.

Y perdí también, sin darme cuenta, la belleza de las manchas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales