viernes, 14 de mayo de 2021

Las cosas donde querían estar.


Tal vez no es eso.

No lo sé.

Comprendo poco sobre aquello.

Pero claro…

Al menos sé que es un riesgo.

De eso estoy seguro.

¿De qué estoy hablando?

¿Qué es lo que es un riesgo…?

Disculpen, pensé que lo había dicho.

O que se entendía, de cierta forma.

El que la materia tome consciencia de sí misma.

De eso estoy hablando.

De eso siempre estoy hablando.

Y es que hay cosas que no pueden discutirse.

Materia y consciencia, por ejemplo, debiesen ir por separado.

Seguir rutas distintas, me refiero.

Ese era el camino seguro, en un inicio.

Ni siquiera acercarse una a la otra.

Pero algo se torció de pronto.

Un poco de materia en movimiento y ya se fue creyendo el cuento.

Se sintió superior al resto.

Y creyó adquirir consciencia de sí mismo.

¡Gran error de la materia…!

Error básico de comprensión.

Un error, que, sin duda, nos costará demasiado caro.

Materia que se diferencia de otra materia.

Que se cree distinta al todo.

Que se cree especial.

Piedra que se niega a rodar junto a las otras.

Carne que se piensa destinada a algo trascendente.

Piedra y carne que se rehúsan, en definitiva, a ser lo que son.

Y a aceptar, con esto, la única forma de trascendencia que les fue permitida.

Ustedes saben cuál es esa forma…

No me hagan perder el tiempo hablando de lo que ustedes ya saben.

El problema siempre ha sido la materia que cree adquirir consciencia de sí misma.

Tal vez las cosas, simplemente, terminan estando, donde querían estar.

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