jueves, 13 de mayo de 2021

Otro libro.


Encargué otro libro de Asano.

Otro manga, más bien.

Me puse contento cuando llegó, en una caja de cartón.

Pero entonces, sin más, dejé de estar contento.

Pues recordé justamente,
que lo que había encargado,
era un libro de Asano.

Y esa no es la sensación adecuada
para poder recibirlo.


Ya es tercer libro de Asano que recibo.

Tercero o cuarto, más bien.

Los recibo, y luego los dejo a un lado pues temo abrirlos.

Los hojeo unos segundos, es cierto, pero poco más.

Luego los dejo así, sin lugar fijo, orbitando la casa.

Se mueven por inercia, entonces, no por impulso propio.

Como cuerpos sin luz propia, o con una luz gastada, y algo sucia.


Miento.

Me dejo llevar.

Mejor corrijo mis palabras:

Hay a veces luces limpias en los libros de Asano.

O en sus mangas, más bien.

No iluminan mucho, pero son luces.

A veces, incluso, pienso que son luces fuertes,
pero que no tienen, en definitiva,
nada importante que iluminar.

No es culpa de Asano, digamos.


Ese es el punto, ahora que lo pienso.

No hay para qué enojarse con Asano.

Él no es la causa, digamos, sino la consecuencia.

Y es entonces cuando observo nuevamente los libros de Asano, sin abrirlos.

Y los perdono y compadezco, de cierta forma.

La luz es tenue, cuando lo hago.

Y hasta siento que los libros, a su manera,
se compadecen también de mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales