viernes, 28 de mayo de 2021

Riego las plantas.


Los sábados temprano riego las plantas.

Las plantas del interior de casa, digamos.

Hay algunas, por supuesto, que atiendo un poco más en la semana, pero de la mayoría me encargo cada sábado.

Varias de ellas, por cierto, están “en modo” kokedama.

Es decir, en una técnica que consistía en criarlas en unas especies de nidos, formados por tierra y musgo, que atrapan la humedad y permiten que no haya problemas en el riego, aunque sea tan espaciado.

Me gustaría decir que yo mismo las formé así, pero en realidad -salvo una-, las compré ya crecidas, de esa forma.

De hecho, la única que yo hice (me disculpo por el verbo, mal usado), no ha crecido mucho, y me parece que no crecerá, definitivamente, así como van las cosas.

El punto es que, para regar los kokedamas, debo sumergirlas en algún recipiente con agua, con cuidado, sujetándolas yo mismo todo el tiempo para que permanezcan sumergidas e incluso tomando agua con una de mis manos y echándoles agua desde arriba, como si ayudara a bautizar bebés.

Tal vez por eso, todas ellas tienen nombres que solo yo conozco, y si bien solo las “riego” una vez a la semana, me tomo tanto tiempo en hacerlo, que ocupo medio día, prácticamente, en esta actividad.

Un buen medio día, por cierto, que empleo cada semana.

Supongo que yo también, de cierta forma, me lleno de nutrientes semanales al hacerlo.

Y me humedezco, por dentro, de esa forma.

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