domingo, 23 de mayo de 2021

Hablando de L. T.


L. T. dice que no tuvo hijos.

Habla desde una verdad que nadie parece cuestionar, porque es la suya.

En este sentido daría lo mismo si dijese que tuvo dos mil o que parió un rinoceronte.

Simplemente se trata de palabras que salen por su boca.

Nada más.


No se trata, sin embargo, de confiar o no confiar en L. T.

Mi intención, en modo alguno, es desprestigiarlo.

Lo que ocurre simplemente, es que sé que se equivoca.

Sé que tuvo hijos, por ejemplo, por mencionar algún error.

Seis y medio hijos.


No sé si L. T. miente de forma deliberada.

Pero sé que sus palabras -como todas-, no nombran la verdad.

Ocultan otro ardor, otra fiebre, otra enfermedad.

Y es que L. T. no sabe, más bien, hablar de sí mismo.

Y tampoco sabe hablar.


Intentaré explicarlo mejor:

Dice L. T., pero no habla.

Y definitivamente estas acciones, no son lo mismo.

Elimina estímulos, más bien L. T.

Eso es lo que hace.


Ayer hablaba de esto con mis hermanos.

Uno se durmió en realidad, pero los otros cinco me escucharon.

Tres no entendieron nada, y uno, al menos, me entendió mal.

Seguimos así, varias horas, hasta que simplemente nos dormimos.

Hablando de L. T.

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