sábado, 27 de febrero de 2021

Puedes gritar.


Puedes gritar.

Puedes decirme lo que quieras.

Decírtelo a ti mismo, incluso, si así lo prefieres.

Con voz firme.

Sin ponerte en duda.

Sin cuestionarte a ti mismo, me refiero.

De una sola vez y sin opción de retroceso.

Sin salidas de emergencias, me refiero.

Supongo que sabes de qué hablo.

A veces pienso que lo olvidas, pero en el fondo sé que no.

Puedes hacerlo cuando quieras.

Comenzar a gritar lo que debías expresar.

Aferrarte a ti mismo y no dejarte ir.

Tomarte el juego en serio, como dicen.

Olvidar quién eres.

Dejar atrás lo que has hecho.

Quemar tus papeles.

Voltearte como un calcetín.

Exponer lo interno.

Soñar que eres otro.

Puedes cambiar tu nombre, si así quieres.

Asegurar que el mundo es tuyo.

Mascar vidrio mientras hablas y señalas lo que crees.

Que puedes moldear la realidad.

Que te has fabricado a ti mismo.

Que el amor es algo puro y no debe contaminarse.

¿Te gustan esas palabras?

¿Te revuelcas en ellas como un cerdo en el lodo?

¿Te parecen bellas las flores plásticas?

Cuánta ingenuidad en cada una tus poses.

Te hundirán tus proyectos.

El peso de tus proyectos.

Moldearán tu rostro cuando estés en el ataúd.

Lo supiste siempre, desde pequeño.

Nunca vas a pisar la luna.

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