jueves, 11 de febrero de 2021

Nunca antes había pasado.


Nevó durante más de diez días.

Nunca antes había pasado.

La nieve sobre la casa debilitó el techo e incluso un sector se vino abajo.

Fue su cuarto, precisamente, y una pequeña oficina en que le gustaba dibujar.

El resto de la casa estaba bien, pero la casa era pequeña.

Solo había un cuarto más y a él no le gustaba entrar a aquel cuarto.

Luego un pequeño comedor, la cocina y un baño.

Él entonces se decidió a dormir en la cocina.

No había electricidad ni gas, pero tenía, al menos. una pequeña cocina a leña.

Todavía le quedaban algunos palos, pero podía echar mano también a restos del cuarto que había caído.

Dibujó con carboncillo esos días.

Objetos, mayormente, puestos sobre el suelo.

La nieve había bloqueado incluso las entradas de la casa e iba a ser difícil salir y comenzar a arreglar todo eso.

Paró entonces de nevar durante un par de días y luego nevó por otros seis.

Durante ese tiempo, no hizo siquiera un intento para salir de casa.

Escuchó gente, incluso, fuera del lugar, que aparentemente quería ayudar y comenzar de nuevo.

Fue en esos días en que él dejó, incluso, de encender la cocina.

Él los escuchó hablar, comentar que él no debía estar, que no solía ocupar la casa en ese tiempo.

Que prácticamente no iba desde lo que le ocurrió a los niños.

Él estaba en la cocina, escuchándolos.

Tendido sobre el piso, pensando en todo eso que debía reparar.

O ser reparado.

Dibujo en diarios viejos, algunos rostros.

Figuras humanas, recuerdos.

Pensó que sería agradable dormir bajo la nieve, mientras nevaba.

Tal vez llegó a sentir, incluso, que eso es lo que ocurría.

Nunca antes había pasado.

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