jueves, 14 de enero de 2021

Pesas demasiado para el río.


I. 
Pesas demasiado para el río. Para este río, al menos. Apenas un arroyo en el que pretendes dejarte ir, sin éxito. Así, apoyado sobre las piedras, a medias sumergido, sientes el agua pasar por tus bordes, dejándote en el mismo sitio. Abandonándote, de cierta forma. Eso sientes, mientras pasa el río. 

II. 
Por otro lado… si el río te llevara, ¿a qué lugar quieres que te lleve? ¿Es solo un dejarse ir lo que buscas o es necesariamente llegar a otro sitio? ¿Acaso no buscas abandonar tu peso, simplemente? Ser el río, digamos. Por un instante ser el río. Ir con él, me refiero, no ser arrastrado por él. Si me preguntas, eso es lo que buscas. 

III. 
No te confundas. No te mientas. No hay otra orilla. Todo es siempre la misma orilla. Eso es algo que sabes. Algo que repito, sin embargo, porque tal vez prefieras pensar que hay otras posibilidades. Engañarte con eso. Mentirte con eso. No lo hagas. No hay otra orilla. El río te deja en el río. Te devuelve a ti mismo. Te deja en tu propia orilla. El agua pasa por tus bordes y no te mueve. ¿Lo entiendes? El mundo no te perteneces. Ese eres tú.

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