domingo, 17 de enero de 2021

Lengua muerta.


Les pregunté por qué no salían a jugar y me miraron como si hubiese dicho una estupidez. Como si no hubiese un sitio al cual salir o como si el jugar fuese una acción obsoleta. Un verbo en latín. Una oración fuera de tiempo. La hora que marca un reloj desfasado. Un yogurt vencido al fondo de un refrigerador. 

-Disculpen -les dije- Lo que pasa es que me expreso en una lengua muerta. 

No sé por qué le dije eso. Apenas lo dije me arrepentí de haber hablado. Siempre cuando me indigno o me enojo tiendo a disculparme yo, supongo que para abandonar esa sensación… no sé… Tampoco me entiendo muy bien a mí mismo, si soy sincero. 

Ellos me observaron y comentaron algo entre ellos, sin hablarme directamente. No parecían molestos, sino levemente alegres. Como si yo los divirtiera de cierta forma. Como si los divirtiera y al mismo tiempo no los observara. Como si fuesen muertos, de cierta forma. Fantasmas en un mundo incapaz de verlos. O seres reales, tal vez, en el que yo era, más bien, el fantasma. 

No sé bien cómo explicarlo. Pero si alguien me hubiese dibujado en ese instante habría dibujado también una bandera atrás, flameando. Como uno de esos memes que hacen ahora. Yo adelante diciendo cosas (porque había vuelto a hablar, ciertamente) y atrás una bandera que flamea. Yo y la bandera, nada más. Sin palabras. La bandera de un país que ya no existe.

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