sábado, 2 de enero de 2021

Le faltaban páginas al cuento de Chejov.



Le faltaban páginas al cuento de Chejov. 

Probablemente las tres primeras. 

Sin embargo, como era un cuento relativamente largo, decidió leerlo de igual forma. 

Entonces, de improviso, se encontró con una mujer. 

Hablaba sola, la mujer, sobre la hierba. 

O pensaba, más bien. 

Una mujer en el cuento de Chejov, me refiero. 

Una mujer lastimada, aparentemente, aunque no se sabía por qué. 

O tal vez, eso se explicaba en las primeras páginas. 

El punto es que la mujer actuaba así, un poco dolida. 

Fría y recelosa con los otros…manteniéndose a resguardo. 

Tanto así que no se vislumbraba un cambio posible en el relato. 

Tal vez problema por una herencia, o por una infidelidad, o por el alejamiento de algún hijo. 

No lograbas entender bien, con esas páginas faltantes. 

Luego una cena. 

La forma en que ella observa a un militar al otro lado de la mesa. 

La referencia a una carta que ella conserva en un cajón. 

La forma en que siente esa mujer como si a ella, en realidad, le faltasen páginas. 

A sus emociones, me refiero. 

En esas páginas que arrancaron, tal vez, las bases necesarias para la aparición de sus sentimientos. 

En el cuento de Chejov, por supuesto. 

Tal vez ella misma, se arrancó las páginas.

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