miércoles, 13 de enero de 2021

Lees el libro...


Lees el libro del escritor que hizo eso que tú no hiciste. No escribir el libro, pues tú también escribes, sino elegir la vida que pensaste y que luego no tomaste. El libro no es malo. Los relatos son similares a los que tú, probablemente, escribías en otra época. Desconocidos que deciden vivir juntos. Personas que se preguntan para qué sirven sus acciones. Individuos que parecen no estar conformes, en definitiva, con su propia vida. Lees los relatos uno a uno y más allá de alguno que te sorprende los encuentras similares a los de otros autores, principalmente norteamericanos de hace veinte o treinta años, que leíste en otra época. Más allá de los relatos, sin embargo, lo que haces es volver una y otra vez a la información del autor. En ella se comenta que el autor abandonó su trabajo (tu mismo trabajo) y que se fue a vivir a la zona en que tú mismo, incluso, consultaste por terrenos en algún momento, cuando aún creías firmemente en la necesidad de todo aquello. Tal vez él deseó más esa vida, piensas, aunque sabes que eso no es cierto. O no es exacto, más bien. Después de todo, no es que envidies su vida o el libro que has leído. Sabes que ese libro no cambia nada, me refiero, a pesar de ser honesto y estar bien escrito. Poco después, con una extraña sensación, cierras el libro y lo dejas en el suelo, junto a una pila de otros libros que tampoco tienen ubicación en tu biblioteca. Mientras haces eso, piensas que tal vez debieses llegar a una conclusión, pero no se te ocurre a cuál.

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