viernes, 4 de septiembre de 2020

Uno y dos (sin entreacto).


Uno.

Especialista en decir nada… o no sé.  No sé si especialista. Aficionado, tal vez. O tal vez sea otra cosa… La experiencia, digamos. El intento continuo. Eso está, por supuesto. El resto viene solo. Un agregado, digamos. Un agregado que no busco. A mí favor diré que no hay adorno, por lo menos. Si es nada, es eso, nada más. O sea… hay ruido, no lo niego, pero el escenario está vacío. Luz natural, polvo, oscuridad natural. Ese es, más o menos, el ciclo. Ahora, si usted paga la entrada y se siente frente a esto no me culpe.  De hecho, ni siquiera paga entrada, así que no huevé.


Dos.

En la esquina, al fondo, hay un tipo que siempre está inflando un globo. Lo infla aparentemente desganado, pero si uno se fija es muy constante. Tan constante que yo, al menos, pongo en duda que esté realmente desganado. Infla un globo hasta que el globo revienta. Luego saca otro de un bolsillo y repite el proceso. Si usted se sienta acá de vez en cuando puede que lo haya visto o al menos haya oído el reventar del globo. No sé por qué explico todo esto. Aclaro, de todas formas, que no soy yo.

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