domingo, 27 de septiembre de 2020

Todo es un eslogan


Todo es un eslogan.

Lo ignoramos o fingimos no saberlo, pero todo es un eslogan.

Los primeros balbuceos.

La forma en que llamamos a nuestros padres.

Las primeras frases de amor.

Todo es un eslogan.

Un único eslogan, me refiero.

Desde el llanto al nacer, hasta el último estertor.

Todo es un eslogan.

Uno por individuo, digamos.

Un eslogan por producto.

Y tú eres el producto, por supuesto.

Te vendes a ti mismo, pensando que eres libre.

Todo es un eslogan.

Es cierto, aunque no te guste.

Tan real como tú ahora leyendo mi propio eslogan.

Nada de esto puedes evitarlo así que no te esfuerces.

Siempre será así, aunque no quieras.

Aunque te quedes en silencio, pues ese silencio también es parte.

Todo es un eslogan.

No lo olvides.

Hasta tus gritos de dolor son parte de él.

Hasta el llanto que acongoja al hombre cuando cree perder a alguien.

Todo es un eslogan.

Un conjunto de palabras que permanecerá, aunque te hayas ido.

La publicidad tardía de un producto que ya no puede adquirirse.

Acéptalo ya...

Todo es un eslogan.

Y aunque te parezca absurdo.

Y aunque te preguntes para qué.

La mayoría de las cosas seguirán, más o menos, el rumbo previsto.

Porque así es como ocurre.

Porque todo es un eslogan que debe ser dicho.

Porque te promocionas a ti mismo, aunque no quieras.

Y es que somos algo así como el canal publicitario que ve Alguien.

No sabemos, ni sabremos, para qué.

Por lo mismo, mejor no te esfuerces.

Mejor no intentes nada.

Todo es un eslogan, dicen los que saben.

Todo es un eslogan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales